martes, 23 de abril de 2019

Transpirenaica 2019


Abril 2019
(si clickais encima de las fotos se amplían solas)

 Apetecía una semana santa de moto pero lejos de las aglomeraciones turísticas.
Que mejor que una transpirenaica.
Y mejor aún por el país vecino, Francia, donde también celebran la semana santa pero sin tanta aglomeración.
Las previsiones del tiempo no eran buenas.
Una borrasca indecisa decidiría si tendríamos ruta o no en moto.
Al final la borrasca decidió tomar rumbo al sur y eso nos abrió el camino de este mini-viaje.
Si bien los puntos habituales de inicio y fin de la transpirenaica son Portbou o Cap de Creus o Llança y final en Hondarribia nosotros la íbamos a empezar en Puigcerdá.
La zona desde Puigcerdá hasta el cap de Creus es una zona frecuentada por las salidas y por tanto bastante conocida.
Entre le gps y yo hicimos una ruta alejada de los puertos de montaña mas altos y mas conocidos para intentar descubrir nuevos destinos.

Dia I.
Este mini-viaje lo íbamos a hacer dos componentes del grupo: Marta y yo.
Las motos preparadas.


Un "to recto" hasta Puigcerdá con una pequeña parada en Toses para almorzar y en Puigcerdá para repostar.
Atravesamos la población por un camino desconocido.
Empieza bien la ruta


Este camino nos lleva atravesando campos hasta Latour-de-Carol.
Parada para hacer una toma en la plaza del pueblo.
Y primera maniobra de cambio de sentido (algo que haríamos en numerosas ocasiones durante el viaje).
El camino por donde nos llevaba el gps es exclusivo para bicis y peatones.
Preguntamos y encontramos la salida sin problemas.


Seguimos ruta dirección Puymorens donde encontramos algo de nieve.


Seguimos direccion Ax-les-Thermes aún por terreno conocido y aquí el gps da un giro inesperado y nos manda por zona inexplorada.
Empieza la diversión.
Carreteras estrechas donde  apenas pasa un coche.


Esta seria la visión desde el asiento de atrás.


Barrancos.
Por abajo se ve la carretera principal.


A la derecha se intuye la carretera por donde sigue la ruta.
Una maravilla.


Vamos pasando bonitos pueblos olvidados por los panfletos turísticos.



Atravesamos esos puentes tan pirenaicos.


La primavera en pirineos tiene la magia del deshielo.
Agua por todos lados.


Uno de los varios puertos de montaña que coronamos.


Donde hay una estupenda zona de picnic.
Aprovechamos para parar a comer.


Una zona de picnic que nos regala esta fotografía que me ha gustado especialmente.


Esto es lo que ocurre cuando te olvidas algo en la moto.
De  menú una buenísima empanada casera hecha por la madre de Marta y una enorme y también buenísima tortilla de patatas hecha por Marta.
Que sería de los picnic´s sin la tortilla de patatas


Seguimos ruta disfrutando de pirineos.
Subimos otro impresionante puerto de montaña.
Mientras hacia estas fotos entablé conversación con un francés que hablaba perfectamente castellano y que estaba disfrutando de las vacaciones con su mujer en su camper.
Fue él quien me comentó que la semana santa también se celebra en Francia pero sin tanta ostentación religiosa.
Aproveché para preguntarle si conocía un camping por la zona y me dio una buena información que aprovechamos.


Después de la amena conversación seguí haciendo algunas tomas.


Ellos se sentaron en la ladera de la montaña a contemplar el paisaje, merecía la pena.


Seguimos ruta buscando el camping y al final lo encontramos.
No había nadie.
Llamamos por teléfono a un número que había en la puerta para ver si estaba abierto y con mi nefasto francés y mucha suerte conseguimos entendernos y vino el responsable del camping (es un camping municipal) con una Transalp entrada en años.
Nos explicó donde estaban los servicios, duchas y demás, nos cobró (12 €, 6 cada uno, 2 personas, dos motos y dos tiendas) y se marchó.
Después de la ducha de rigor un paseo por el pueblo que estaba a pocos minutos caminando.
Marta haciendo amigos.


Un cartel que me resultó curioso.
No estamos en la Catalunya Nord.


Un caudaloso río que atravesaba el pueblo.



La cena "a la luz de la farola"


Dia II
La noche fue menos fría de lo esperada para estar en los pirineos.
Con un despertar amenizado por el variado cantar de los pájaros.
Desmontamos el campamento y cargamos las motos.


Vamos al pueblo a desayunar.
Ayer mientras paseábamos por él vimos una Boulangerie y  aprovechamos para comprar unos buenísimos croissants y comernoslos delante del ayuntamiento.


Luego un "cafe ou lait" en un bar que conocimos ayer y empezar la ruta.
Todo un lujo tener estas montañas nada mas subirte en la moto.
Nos encontramos esta curiosa mezcla de colores.


Carreteras para disfrutar llevando la moto.


De paisajes.


Cascadas.
La emociones se acumulaban.
El cerebro no era capaz de asimilar todo la información que recibía.
Carreteras divertidas, paisajes impresionantes, agua, ese frescor tan particular de las mañanas pirenaicas, nieve,.....


Detalle de una de las innumerables cascadas que vimos.


Otro de los puertos que coronamos.
A un lado mi compañera de viaje y al otro un ciclista.




El nombre del puerto.


Las impresionantes vistas,  con un pequeño pixelado que no hay manera de quitar.


Disfrutando de estas carreteras, de los pueblos que parecían sacados de un cuento de hadas que íbamos atravesando, del entorno,.... veo que nos estamos quedando sin gasolina.
En estas carreteras secundarias no hay gasolineras y el gps no me marca ninguna cerca.
Pregunto a unos pageses y me indican donde puedo encontrar un surtidor.
Nos desviamos de la ruta y damos con él.
A un precio de exclusividad y necesidad.


Seguimos ruta y hacemos una pequeña parada par estirar las piernas.
Uno de los protagonistas de este viaje.


Un monumento a los soldados de la primera guerra mundial.


El otro protagonista del viaje.


Seguimos ruta y vemos en la cima de una montaña un pueblo coronado por una impresionante iglesia.
Decidimos parar y dar un paseo por él.
Las vistas desde donde dejamos las motos aparcadas.


Un bonito pueblo medieval.


Damos un paseo por sus calles.


Al final de esta calle están los "toilettes" públicos por si urge una necesidad.
Muy limpios.


Me quede un rato mirándolas a ver si aparecía un hobbit u otro ser producto de la imaginación (o no) para que las ocupara.
El entorno daba pie a ello.


Seguimos ruta.
Se acerca la hora de comer y encontramos este estupendo lugar.
Aparcar bien las motos.


Con nuestra mesa reservada.
Lo que dio de si la buenísima empanada y la enorme tortilla.


Después de reponer fuerzas pasamos por un aeropuerto cerca de Lourdes.


Tocaba buscar camping.
De nuevo llamar primero para ver si esta abierto.
El duro y penoso trámite de hablar en mi nefasto francés pero al final de nuevo conseguimos entendernos....o eso creía.
Se me escapó en castellano: "en un momento estamos ahí" y me responde el encargado del camping "aquí les estaremos esperando" en un perfecto castellano, se me quedó una cara de......
Llegamos al camping y montamos el campamento base.
Un estupendo camping.
Nos puso al lado de una mesa cubierta donde había hasta un microondas.
16 €, 8 cada uno, los dos, las dos motos y las dos tiendas.


Después de la ducha de rigor un paseo por la zona y aprovechar para hacer unas tomas.


El lugar daba pie a ello.



Sin saberlo, por esta carretera pasaríamos al día siguiente con las motos.


Hasta las vacas vinieron a saludarnos y darnos las buenas tardes.


Francia tiene algo que te acaba enganchando.


Esos puentes llenos de historia.
A saber que jinete habrá pasado por aquí subido en su caballo.
O que familias en sus carros.


El lugar invita a fantasear con historias pasadas.


Empieza a anochecer.


Llegamos al camping.
Hoy tocaba cenar algo caliente a base de hornillo.
Pasta, queso, chorizo con el buenísimo pan que habíamos comprado esta mañana y aún estaba crujiente.
De postre galletas rellenas de chocolate.


Dia III.
Amanece un nuevo día.


Para que no nos pasase como ayer con la gasolina, preguntamos en el pueblo cercano por una gasolinera y mientras nos daban las explicaciones oportunas se acerca un amable lugareño subido en su smart y nos dice: "yo voy para allí, seguidme".
!! Como corría por el pueblo con su smart !!, a duras penas, pero pudimos seguirle.
Al llegar a la gasolinera puso el intermitente para seguir su camino y yo le agradecí la atención haciendo sonar un par de veces el claxon, me devolvió el saludo con la mano.
Con los depósitos llenos seguimos ruta.
La idea era llegar a Hondarribia y dar por terminada la transpirenaica, pero el día nos reservaba agradables sorpresas.
Esas carreteras que parece estés descubriendo nuevos mundos.


Con rincones muy fotogénicos.


Un rebaño en mitad de la carretera.
Fue divertido.


El pastor iba detrás en coche.


Pequeña parada para estirar la piernas y hacer alguna toma.



Los nombres de los pueblos los empezábamos a ver en francés y en euskera.


Hacemos otra parada para disfrutar del entorno.



Aparece otro rebaño de ovejas con su pastora en bicicleta.
Muy simpática, paró un momento y entablamos una pequeña conversación.
Hablaba perfecto castellano.
Nos comenta que estamos en Francia pero que el pueblo de detrás de la ladera es Navarra.


Por precaución de que no se asustasen y nos tirasen las motos Marta se puso en medio para hacer una pequeña barrera.


Seguimos ruta y veo una señal de peligro desprendimientos de piedras.
Nos aparece esta carretera.
Impresionante.



Un tramo corto o que se nos hizo corto por lo singular del lugar.


Mucha gente caminando y los pocos coches que encontramos iban en sentido contrario.



Seguimos por carreteras secundarias hasta llegar a Hondarribia.
Es domingo.
Lleno de gente, paseando, de pintxos, ....hacemos la foto y seguimos camino.


Ya que estamos por aquí aprovechamos para hacer la bonita carretera que va bordeando la costa hasta Donostia. 



Donde aprovechamos para comer un exquisito y buenísimo bocata de chorizo, todo un clásico.
También buscamos un camping.
Esta vez fue mas fácil comunicarse por teléfono, el camping estaba en Navarra.
De los tres que hemos estado el peor de todos y el mas caro 30€ ( 15 cada uno ) los dos, las dos motos y las dos tiendas.


Ibamos bien de tiempo y le digo al gps que nos lleve por la ruta con mas curvas.
Empiezo a descubrir una Navarra desconocida para mi.
Un pequeño tramo de autovía, un  desvío y el entorno cambia por completo.
Puertos de montaña.
Lugares como este.



Un relajado ambiente.


Con cultivos que parecen peinados por otros seres.



Verde hasta donde llega la vista.


Caseríos aislados.


Llegamos al camping y montamos el campamento.
Otra cena caliente a base de arroz, verduras, con su ajo y su pimienta, y tomate, acompañado del agua que nos habíamos traido desde Francia en las botellas que suelo llevar para tales menesteres.

Dia IV.
La idea era hacer un "to recto" para casa.
Desmontamos el campamento y cargamos la motos.


Autovía.
Autovía.
Veo un pantano y una carretera que lo va rodeando.
En la primera salida que encuentro dejamos la autovía y vamos a buscar esa carretera.
Una buena sesión de curvas rápidas por una carretera en desuso (va paralela a la autovía), solo nos cruzamos con una Africa Twin.
A la altura de Jaca nos llovió un poco, pero nada destacable.
Seguimos por autovía y pasado Lleida aparecen retenciones.
"Pero si aún quedan mas de 140 km para llegar a barna...?"
Decido coger el primer desvío y decirle al gps que nos lleve por curvas.
Solos por la carretera, disfrutando de las curvas por lugares conocidos, sin ninguna retención.
No se podía pedir mejor final para este mini-viaje.
Al acercarnos a Barcelona nos sorprende una fina lluvia de barro que tiñe a la moto, el traje, las botas,casco....de un suave marrón, daba la impresión que hubiésemos hecho la ruta por pista.
La transpirenaica un ruta mágica la hagas por donde la hagas.
Desde Badalona 1340 km.
Nos vemos en la próxima.


































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